Experiencias para el Dia de la Madre

Experiencias para regalar el día de la madre

El tiempo viaja con ida, pero sin vuelta. Es eso que se escapa de las manos y que pasa volando.

Lo mejor es poder elegir cómo vivirlo. Existe un amplio abanico de opciones para jugar con él. Dado que se va y no vuelve, lo interesante es invertirlo en algo que merezca la pena.

Siendo así, regalar tiempo equivale a valorar lo que realmente importa y a minimizar las cosas materiales que se acumulan en los baúles. El tiempo se experimenta, se siente y no se olvida.

Regalar tiempo, además, no pasa de moda: se adapta a cada momento y a cada lugar. Deja huella en la memoria sin ocupar espacio y permite crecer mientras se comparten los momentos.

Y ahí reside la felicidad real de vivir: en disfrutar del tiempo.

Las madres son listas y valoran el tiempo. Tienen nueve meses únicos para aprender a hacerlo y, desde ese momento, les encanta compartir tiempo con los hijos.

Es por eso que regalar tiempo en el día de la madre es una apuesta espectacular y, con alta probabilidad, un acierto prácticamente seguro.

Por ejemplo, pasear en una tranquila y soleada mañana a caballo, relajarse con una buena conversación en un balneario, o descubrir el curioso mundo de los vinos en una cata son momentos que gustan mucho más cuando se comparten. Y con los hijos se disfrutan de una manera ESPECIAL.

Una experiencia es la ocasión ideal para que madres e hijos vuelvan a conectar y se hagan ese regalo que, sin ocupar espacio, guarda el sabor y deja marca en la memoria de ambos.

Regalar una experiencia es regalar ese valor de vida que no tiene precio: el tiempo.

Experiencias originales para madres

Lo original provoca sorpresa y una chispa de admiración. En el día de la madre, lo original acierta cuando es genuino y hace diana en las emociones de mamá.

Regalar tiempo compartido genera emociones maravillosas en las madres. ¿Cuál puede ser, entonces, un regalo súper acertado? Exacto: una experiencia original.

Un curso de cocina creativa desata las habilidades de aquellas madres que apenas tienen tiempo para disfrutar de los ingredientes mientras preparan a los hijos el conocido táper. Un espectáculo en un tablao flamenco las hace viajar a un escenario mágico de sentimientos y color. Y una buena sesión de adrenalina en la montaña potencia esa complicidad que une a las madres e hijos aventureros.

Una idea estrella de la originalidad es el factor inesperado: “¿Qué será? ¿Qué encontrará?” La magia está en disfrutar de un espacio de tiempo inusual. Ese tiempo mágico que está por llegar. Lo genial es que el mundo está repleto de experiencias originales que regalar y compartir con las madres.

¿Cuál es la mejor forma de pasar un día inolvidable con mamá?

Esto depende, naturalmente, de sus gustos:

• El arte de la buena mesa: Las experiencias gastronómicas son las más exquisitas. Catas de vino, de cerveza, o de aceite acompañan a una inmersión en la vida de un viñedo o una bodega. Son ideales para paladear el tiempo con un sabor de boca sensacional, nunca mejor dicho. Y un vivencial curso de cocina da alas a la creatividad de ambos. Madres e hijos descubren nuevas formas de usar los sentidos compartiendo estas experiencias.

• La adrenalina que engancha: Nada como la sensación de descender por un barranco, una sesión de escalada o experimentar con el alpinismo por primera vez. Las experiencias de aventura son reveladoras. Logran ese “clic” que hace sentir más viva a la madre más intrépida y, lo mejor: le descubre la gran herencia que lleva el hijo o la hija gracias a ella. Un plus de satisfacción en toda regla. Para esa mamá atrevida que adora las emociones fuertes y salir de la rutina, es difícil encontrar una experiencia mejor que viajar en canoa por un río o respirar el aire puro de la sierra con sus hijos.

• El relax que se necesita: Calma, sosiego, paz... Un recorrido por aguas termales, masajes y baños turcos deja renovado a cualquiera. Lo mejor es que crea un clima idóneo para relajarse y compartir una conversación pausada o ese remanso de silencio que elimina tensiones cotidianas. Entre madres e hijos es sano fluir, y el relax también es necesario. Circuitos SPA, baños árabes o cursos de yoga equilibran energías y mejoran la vida de las madres e hijos que lo comparten. Acertar es, en definitiva, regalar tiempo con experiencias inolvidables que compartir.